NUEVA ORLEANS, Luisiana — Adoptar simples cambios en la dieta no solo mejora la salud personal, sino que también reduce la huella de carbono, explica un nuevo estudio. Al optar por alternativas, como elegir pollo en lugar de carne de res o beber leche vegetal en lugar de leche de vaca, las personas podrían reducir su huella de carbono promedio relacionada con los alimentos en un 35 por ciento. Un equipo de la Universidad de Tulane afirma que esto también tiene el beneficio de mejorar el valor nutricional de su dieta.
Los investigadores tienen como objetivo motivar a más personas a adoptar prácticas alimentarias amigables con el clima, especialmente porque la producción de alimentos representa del 25 al 33 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos.
«Puede ser tan simple como pedir un burrito de pollo en lugar de un burrito de carne de res cuando salgas a comer», dice uno de los autores principales del estudio, el profesor Diego Rose de la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane, en un comunicado de prensa. «Cuando estés en la tienda de comestibles, mueve la mano un pie para agarrar leche de soya o almendras en lugar de leche de vaca. Ese pequeño cambio puede tener un impacto significativo».
La investigación involucró el análisis de datos dietéticos de más de 7,700 estadounidenses. Se identificaron alimentos comúnmente consumidos con el mayor impacto climático y se propuso reemplazarlos por alternativas nutricionalmente similares pero con menores emisiones.
Se observaron reducciones significativas en las emisiones, especialmente en platos mixtos, como burritos y pasta, donde es relativamente sencillo sustituir una proteína de menor impacto por la carne de res.
«Para nosotros, los sustitutos incluyeron cambiar una hamburguesa de carne de res por una hamburguesa de pavo, no reemplazar tu filete con una salchicha de tofu. Buscamos sustitutos que fueran lo más similares posible», explica la autora principal del estudio, la Dra. Anna Grummon, Profesora Asistente de Pediatría y Política de Salud en la Universidad de Stanford.
Si bien estas alternativas no son una solución integral para alcanzar objetivos climáticos o de salud, el equipo de investigación enfatiza el gran impacto potencial de pequeños cambios.
«Hay una superposición entre dietas sostenibles y dietas saludables», agrega la Dra. Grummon. «Nuestro estudio muestra que cambiar solo un ingrediente, hacer un cambio, puede ser una situación beneficiosa, lo que resulta en cambios significativos tanto en los resultados climáticos como en la salud de nuestras dietas».
El estudio se publica en la revista Nature Food.
¿Por qué comer carne afecta las emisiones de carbono?
La producción de alimentos representa una parte significativa de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Los alimentos de origen animal, como la carne, los productos lácteos y los huevos, generalmente tienen una huella de carbono más alta que los alimentos de origen vegetal.
Existen varias razones para esto. En primer lugar, criar animales para la alimentación requiere mucha tierra y recursos. Por ejemplo, se estima que se necesitan alrededor de 1,800 galones de agua para producir una libra de carne de res.
En segundo lugar, la producción de ganado produce metano, un gas de efecto invernadero que es 25 veces más potente que el dióxido de carbono. El metano se libera del sistema digestivo de animales rumiantes, como vacas y ovejas, y del estiércol.
En tercer lugar, el transporte y procesamiento de productos de origen animal también contribuyen a su huella de carbono. Por ejemplo, la carne a menudo se transporta largas distancias desde donde se cría hasta donde se consume, lo que requiere combustible.
La escritora de South West News Service, Ellie McDonald, contribuyó a este informe.