Los felinos forenses: Cómo un solo pelo de gato puede ayudar a los detectives a resolver crímenes

LEICESTER, Reino Unido — Ya no existe una escapada más perfecta para los criminales, ¡todo gracias a los gatos! Investigadores de la Universidad de Leicester explican que el pelo de gato puede servir como una herramienta clave en la resolución de crímenes.

Según sus hallazgos, un solo cabello de gato puede contener ADN que puede conectar a un sospechoso con una escena del crimen o una víctima.

Con aproximadamente el 29 por ciento de los hogares de Estados Unidos que tienen un gato y estos compañeros peludos arrojando miles de cabellos cada año, es inevitable que rastros de estos residentes felinos permanezcan en varios lugares. Este hecho aparentemente inofensivo podría resultar valioso en investigaciones forenses.

Mientras que los perpetradores humanos a menudo toman precauciones para no dejar su propio ADN, el pelo de gato puede llevar su propio ADN involuntariamente, lo que podría proporcionar un vínculo crucial entre un sospechoso y una escena del crimen o una víctima.

El ADN es clave para la forense

El ADN, o ácido desoxirribonucleico, es el material genético que se encuentra en todos los organismos vivos. Es único para cada individuo, con la excepción de los gemelos idénticos, y se puede utilizar para identificar a las personas con un alto grado de certeza. Esto convierte al ADN en una herramienta clave para la ciencia forense, el campo científico que utiliza evidencia para resolver crímenes.

Los científicos forenses pueden usar el ADN para identificar a víctimas y sospechosos, vincular escenas del crimen y exonerar a personas injustamente condenadas. El ADN se puede encontrar en una variedad de materiales biológicos, como sangre, semen, saliva, cabello y células de la piel. Incluso pequeñas cantidades de ADN se pueden recuperar y analizar mediante técnicas forenses modernas.

En un artículo reciente, los científicos de la Universidad de Leicester detallan un método sensible que puede extraer la máxima información de ADN de un solo cabello de gato.

«El cabello que arroja su gato carece de la raíz del cabello, por lo que contiene muy poco ADN utilizable», dice la autora principal del estudio, Emily Patterson, estudiante de doctorado en Leicester, en un comunicado de la universidad. «En la práctica, solo podemos analizar el ADN mitocondrial, que se transmite de madres a sus descendientes y se comparte entre los gatos emparentados maternamente».

Esta limitación significa que el ADN del cabello no puede identificar individualmente a un gato específico, subrayando la importancia de maximizar la información obtenida de una prueba forense. Sin embargo, los investigadores descubrieron un nuevo método que les permitió determinar la secuencia de todo el ADN mitocondrial, lo que lo hace aproximadamente 10 veces más discriminatorio que una técnica previamente utilizada que examinaba solo un fragmento corto de ADN.

«En un caso de asesinato anterior, aplicamos la técnica anterior, pero tuvimos la suerte de que el gato del sospechoso tenía una variante mitocondrial poco común, ya que la mayoría de las líneas de gatos no podían distinguirse entre sí», explica el coautor del estudio, el Dr. Jon Wetton, del Departamento de Genética y Biología del Genoma de la universidad. «Pero con nuestro nuevo enfoque, prácticamente todos los gatos tienen un tipo de ADN raro, por lo que la prueba casi con certeza será informativa si se encuentran cabellos».»

«El equipo puso a prueba su método en un escenario del mundo real que involucraba un caso de un gato perdido. Coincidieron el ADN de los restos esqueléticos de una gata desaparecida con el ADN extraído del cabello encontrado en su descendiente macho sobreviviente.

«En casos criminales donde no hay ADN humano disponible para analizar, el pelo de mascota es una fuente valiosa de evidencia de vínculo, y nuestro método lo hace mucho más poderoso», señala Mark Jobling, profesor de genética en Leicester. «El mismo enfoque también podría aplicarse a otras especies, en particular, a los perros».

El estudio se publica en la revista Forensic Science.»

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